Los monjes benedictinos que entonaban en vísperas estas oraciones cantadas disponían las antífonas con un propósito definido. Si se lee cada título mesiánico en latín y se toma la primera letra, en orden inverso, es decir -Emmanuel, Rex, Oriens, Clavis, Radix, Adonai, Sapientia- tenemos el acróstico EROCRAS, que significa “mañana vendré”.
Así Jesús, para cuya venida nos hemos ido preparando los cristianos durante todo el Adviento y a quien nos hemos ido dirigiendo con estos 7 títulos mesiánicos contesta a nuestras súplicas y cumple su promesa: “mañana vendré”.
De este modo, estas antífonas, las Antífonas de la O, no solo infunden intensidad al tiempo de espera y expectación que es el Adviento, sino que nos conducen hacia su alegre fin.
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